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Los tiburones de los mares Mediterráneo y Negro, en peligro de extinción 0

16.3.13
Los tiburones de los mares Mediterráneo y Negro, en peligro de extinción 
Las poblaciones de tiburones en los mares Mediterráneo y Negro han disminuido de manera notable en los últimos dos siglos, y podrían, ahora, extinguirse, advierte un nuevo estudio de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura (FAO).

«Los tiburones del Mediterráneo han disminuido en más del 97% en número y peso de las capturas en los últimos 200 años. Si la presión pesquera actual continúa se hallarán en peligro», concreta el documento.

Por su parte, en el mar Negro -aunque la información es escasa, según denuncia la organización- las capturas de las principales especies de tiburón también se han visto reducidas hasta casi la mitad respecto a las de principios de la década de 1990.

Los expertos de la Comisión General de Pesca para el Mediterráneo (CGPM), uno de los órganos regionales de la FAO, han alertado de que la pérdida de grandes depredadores podría tener serias consecuencias para todo el ecosistema marino, afectando gravemente a las redes alimentarias en la región.

En este sentido, el informe alerta de que las especies cartilaginosas de peces -como tiburones y rayas-, son, «con mucho», el grupo más amenazado de peces marinos en el Mediterráneo y el mar Negro, donde se conocen 85 especies distintas.

De las 71 especies estudiadas en el Mediterráneo en 2007, se comprobó que 30 estaban amenazadas, incluyendo un 13% en grave peligro, un 11% en peligro de extinción y un 13% consideradas vulnerables. Otro 18% se clasificó como a punto de estar amenazadas.

La situación se ve agravada por los daños o la alteración de sus hábitats que originan el transporte marítimo, la construcción, la minería submarina, los contaminantes químicos, el ruido y la contaminación electromagnética, apunta el texto.

Entre las medidas más recientes adoptadas por la Comisión Europea (CE) para proteger a tiburones y rayas se encuentra la prohibición del «finning» -cercenamiento de las aletas en el mar y descarte de la carcasa-, así como la limitación de la pesca de arrastre a menos de 3 millas náuticas de la costa (para aumentar la conservación de los tiburones costeros).

La CE también ha recomendado a los países ribereños del Mediterráneo y el mar Negro invertir en programas de investigación científica destinados a identificar las potenciales áreas de cría y considerar las vedas temporales y zonales para salvaguardar a los tiburones y las rayas juveniles de las actividades pesqueras.

Otras iniciativas llevadas a cabo por la CE incluyen la organización de varias reuniones y cursos destinados a una mejor comprensión de dichas especies y sus hábitats. Y la creación de una base de conocimientos regionales para orientar a los Miembros de la CGPM en el desarrollo de planes nacionales.

EUROPA PRESS
Los arrecifes de coral del Caribe han dejado de crecer. UNIVERSIDAD JAMES COOK
Los arrecifes de coral del Caribe han dejado de crecer o han empezado a erosionarse debido a una menor acumulación del carbonato que necesitan para desarrollarse, según un estudio divulgado en Australia.

Un equipo científico internacional ha encontrado cantidades inferiores de carbonato nuevo en los arrecifes de coral con respecto a las tasas detectadas en recientes escalas geológicas de tiempo. Tal disminución alcanza un 70% en algunos lugares del Caribe.

La menor acumulación de carbonato, componente del carbonato cálcico que permite el crecimiento y mantenimiento del coral, no compensa la pérdida que los arrecifes sufren debido a la erosión, según el investigador de la Universidad James Cook de Australia, Scott Smithers.

Hasta ahora, opina Smithers, los investigadores se habían centrado en cómo los organismos coralinos habían hecho frente a las condiciones ambientales actuales, pero no habían explorado en profundidad cómo los arrecifes, como estructuras físicas, estaban reaccionando.

«Decidimos cuantificar la cantidad de esqueletos depuestos por los organismos coralinos cada año para construir la estructura del arrecife y lo comparamos con la erosión biológica y física», explica Smithers en un comunicado de la Universidad.

Los científicos han hallado que muchos arrecifes del Caribe tienen «un precario balance» entre acumulación y pérdida de carbonato y registran «tasas de crecimiento muy lentas o signos de erosión común», añade el científico.

Smithers señala que muchos arrecifes del Caribe parecen estar bien, aunque éstos son, en general, «muy pobres en términos de presencia de corales y peces en comparación con los de la Gran Barrera de Coral».

El estudio se realizó durante dos años en las Bahamas, Bonaire, Belice y las Islas Gran Caimán donde, sentencia Smithers, los arrecifes son menos complejos que los de la zona Indo-Pacífica; aunque las conclusiones podrían servir para otras áreas, como la Gran Barrera de Coral del noreste de Australia.

EFE
Una de cada cinco especies de reptiles se encuentra amenazada de extinción  
El 19% de los reptiles de todo el mundo se encuentra en riesgo de extinción, según un estudio conjunto de la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).

El documento, publicado en la revista Biological Conservation, es el primero que resume la situación global del estado de conservación de 1.500 especies de reptiles, de las cuales un 41% se catalogan como «Amenazadas», un 12% como «En Peligro Crítico» y un 47% como «Vulnerables».

Philip Bowles, coordinador de la Comisión de Supervivencia de las Especies de la IUCN, ha destacado «la pérdida de sus hábitats y la sobreexplotación de los cultivos agrícolas».

Tres especies figuran en el estudio como «posiblemente desaparecidas», entre las que destaca el lagarto selvático Ameiva vittata, que solo ha sido visto en una ocasión en Bolivia. Dos recientes intentos de búsqueda de este taxón han fracasado. Y los científicos desconfían que existan ejemplares vivos, ya que su ecosistema ha sido prácticamente destruido por las industrias agrícola y maderera.

La doctora Monika Böhm, directora del estudio, ha comentado que «a menudo se asocia a los reptiles con hábitats extremos y condiciones ambientales difíciles, por lo que se asume con facilidad que se adaptarán bien a las condiciones cambiantes de nuestro planeta». Sin embargo, muchas especies están muy especializadas en términos de uso del territorio y de las condiciones climáticas que requieren para funcionar en el día a día. Esto hace que sean particularmente sensibles a los cambios en el entorno», subraya.

El documento refleja, también, que el riesgo de extinción no es igual entre los distintos taxones de reptiles, animales muy diversos entre sí y que juegan una serie de roles vitales para el funcionamiento correcto de la Tierra, tanto en su calidad de depredadores como de presas.

EFE
Descubren un género nuevo de crustáceo y cinco nuevas especies 
Dos investigadores de centros españoles han hallado, en expediciones recientes a Madagascar, Nueva Caledonia, Vanuatu, Filipinas y la Polinesia Francesa, cinco nuevas especies de crustáceos y un nuevo género, Triodonthea.

Expertos del Centro de Estudios Avanzados de Blanes y la Universidad de Barcelona (UB) han recolectado y estudiado diferentes especímenes de crustáceos durante expediciones recientes a Madagascar, Nueva Caledonia, Vanuatu, Filipinas y la Polinesia Francesa.

Mediante datos morfológicos y moleculares han descubierto en estas aguas cinco nuevas especies de crustáceos –genéticamente distintas pero morfológicamente muy similares– y un género nuevo, Triodonthea. Estas cinco nuevas especies descritas en el trabajo pertenecen al género Lauriea, de la familia Galatheidae, que se diferencia fácilmente de otras especies del grupo por tener sedas muy largas y el final de las patas terminado en una espina doble.

“La Triodonthea, es un nuevo género que genéticamente está muy separado de las especies de Lauriea, a pesar de que morfológicamente se parecen mucho. Las diferencias morfológicas son pequeñas a nuestros ojos, pero son el reflejo de desigualdades muy grandes a nivel de especie”, asegura a SINC Enrique Macpherson, investigador del Centro de Estudios Avanzados de Blanes y coautor del estudio junto a Aymee Robainas-Barcia, de la UB.

La descripción de cualquier género nuevo se basa en que una determinada especie posee caracteres que no tienen las especies próximas. La separación y ordenación de las especies en géneros o familias se basa en agrupar las especies según caracteres comunes, por la taxonomía de Linneo –clasificación biológica moderna–.

“Estas especies (tanto las de Lauriea como de Sadayoshia) se encuentran distribuidas por los océanos Índico y Pacífico –excepto en el Pacífico americano–, en general a muy poca profundidad y muchas veces en zonas de arrecifes coralinos. Algunas son endémicas –solo viven en un archipiélago o en una zona muy concreta–, pero otras se distribuyen desde Madagascar a la Polinesia francesa”, apunta Macpherson.

Este estudio forma parte de trabajos anteriores que comenzaron hace más de 20 años a partir de expediciones francesas –iniciadas en 1976– y estadounidenses, que se extienden por todo el Índico y el Pacífico. “Hemos explorado estos océanos hasta los 5.000 m”, asegura el investigador.

Las expediciones recogen las muestras mediante buceo, redes, trampas, dragas, etc., que separan los animales a bordo o en el laboratorio y las hacen llegar a disposición de los expertos de cada grupo taxonómico. Macpherson está especializado en este grupo de crustáceos, los galateidos o squat lobsters.

SINC
La parte de ‘culpa’ de cada especie en su riesgo de extinción. Crédito: David Green 
La mayor variabilidad en rasgos de la historia vital, ecología y comportamiento reduce la vulnerabilidad de los mamíferos frente a la extinción. Estas son las conclusiones de una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha sido portada del número de febrero de la revista Ecology Letters.

Los resultados han sido obtenidos gracias al análisis estadístico de información relacionada con 2.761 especies de mamíferos de todo el mundo. Esos datos, referentes a 14 rasgos de estos animales, han sido relacionados con su riesgo de extinción según su clasificación en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Frente a las alteraciones antropogénicas, el artículo explica que “algunas especies muestran un rápido decrecimiento mientras que otras persisten e incluso se expanden más”. Previos estudios han demostrado que algunas características como la densidad de población y la duración de la gestación de una especie tienen una fuerte correlación con el riesgo de extinción.

La investigación se ha centrado en analizar cómo la variabilidad dentro de estos rasgos en una misma especie influye en su capacidad de supervivencia. La investigadora de la Estación Biológica de Doñana del CSIC Manuela González, autora del artículo, detalla: “Se sabe que las especies más vulnerables son aquellas con pocos individuos y poca capacidad de respuesta a las amenazas. Estas características dependen, en parte, de cómo son las propias especies”.

Por lo tanto, si una especie tiene una mayor variabilidad de estos factores entre sus individuos y/o sus poblaciones, tendrá también una mayor capacidad para responder de distintas maneras a las amenazas existentes, lo que reducirá su riesgo de extinción. Los factores cuya mayor variabilidad más estimulan la supervivencia son el tamaño corporal, el tamaño de la camada, la edad de maduración sexual y la densidad de las poblaciones.

Según el investigador del CSIC Eloy Revilla, responsable de la investigación, “estas conclusiones enfatizan la importancia de considerar la variabilidad de las características animales en los programas de conservación”. Este factor sería, por tanto, el tercer atributo común entre los mamíferos amenazados junto al reducido número de individuos y la baja capacidad de recuperación.

CSIC
Cerca de un millón de especies pueblan el océano
Hasta 972.000 especies diferentes de organismos eucariotas podrían encontrarse en los océanos, según revela una investigación internacional en la que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). La predicción ha sido elaborada por 270 taxónomos procedentes de 32 países diferentes y sus conclusiones aparecen recogidas hoy en la revista Current Biology.

Cada taxónomo ha calculado el número de especies existentes dentro de su especialidad y ha estimado, tanto a través de modelos estadísticos como en base a la experiencia de cada experto, el número de ellas que faltan por ser descubiertas. Según el investigador del Centro de Estudios Avanzados de Blanes del CSIC Enrique Macpherson, que ha participado en el trabajo, “el gran mérito del trabajo ha sido reunir a los principales taxónomos del mundo para poner en común su información”.

La predicción estadística se basa en la tasa de descripción de nuevas especies en las últimas décadas. Sus resultados indican que las especies marinas totales serían unas 540.000, aunque esta cifra oscila entre las 320.000 y las 760.000.

Por su parte, los expertos han realizado otra estimación basada en su experiencia y en una proyección del número de especies descubiertas en función de las zonas muestreadas. Esta predicción del número de especies ronda entre las 704.000 y las 972.000. De acuerdo con el también investigador del Centro de Estudios Avanzados de Blanes del CSIC Xavier Turon, “los cálculos por ambos métodos arrojan cifras del mismo orden de magnitud, lo que confirma que conocemos alrededor de una tercera parte de las especies””.

Todos los datos puestos en común por los científicos revelan que sólo 230.000 especies están correctamente descritas. De hecho, los investigadores detectaron unos 170.000 casos de sinonimia entre las especies previamente conocidas. Es decir, una misma especie descrita bajo dos o más nombres diferentes.

Entre el orden de los cetáceos (Cetacea), por ejemplo, los investigadores han descubierto que existen 1.271 nombres diferentes aplicados a sólo 87 especies. El investigador del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados del CSIC Damia Jaume, que también ha participado en el estudio, explica: “La sinonimia es más común cuanto más conocida es la especie y mayor es su tamaño y su interés comercial”.

De las aproximadamente 230.000 especies marinas conocidas, unas 200.000 pertenecen al reino Animalia; 7.600, al Plantae; 19.500, al Chromista; 550, al Protista y 1.050, al Fungi. La investigación sólo ha contado con organismos eucariotas, es decir, aquellos cuya información genética está encerrada en un núcleo celular, lo que ha dejado fuera a bacterias, virus y arqueas.

Lo que falta por conocer

Los datos de la investigación sugieren que faltarían unos dos tercios de especies marinas por describir, cuya mayoría ya estaría inventariada. Aunque la mayor parte del océano no ha sido muestreada, Macpherson cuenta que “los entornos marinos son menos diversos y tienen factores muy limitantes como la luz lo que homogeniza a las especies que los habitan, por ello es de esperar que la diversidad oceánica sea menor que la terrestre”.

A pesar de que aún no existe un consenso sobre el número de especies que pueblan la superficie terrestre, esta cifra podría ser unas 10 veces superior a la biodiversidad acuática.

El investigador del CSIC opina: “Tal vez dentro de un siglo se hayan podido describir todas las especies marinas, no obstante, cuanto más sepamos más podremos afinar la cifra exacta de biodiversidad acuática”.

La investigación ha sido liderada por el Instituto Marino de Flandes (Bélgica) y la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda), que han coordinado la actividad de otras 144 instituciones.

La información recopilada por los investigadores está disponible en un registro de libre acceso a través de la web http://www.marinespecies.org.

CSIC
Descritas en Asia cuatro nuevas especies de salamandras
Un equipo de investigadores con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha identificado cuatro nuevas especies de Onychodactylus, un género único de salamandras asiáticas.

Los científicos las han descrito tras realizar la revisión taxonómica de este género tan particular de salamandras, que no tienen pulmones y, a diferencia del resto, presentan uñas en los dedos.

El trabajo, publicado en la revista Zootaxa, permitirá a los investigadores profundizar en la historia evolutiva de este grupo del este de Asia. “Este estudio pone en evidencia de nuevo lo poco que conocemos la diversidad del planeta y sienta las bases de su conservación futura”, destaca el investigador del CSIC en el Museo Nacional de Ciencias Naturales David Vieites. La investigación se llevó a cabo entre 2003 y 2010 en zonas poco exploradas de Japón, Corea del Sur, China y Rusia.

Los científicos, que han realizado un análisis morfológico de especímenes y otro genético, todavía tienen que profundizar en el conocimiento de la biología de estas nuevas especies. Según Vieites, el hallazgo sugiere que ha habido más diversificación de la que se creía: “Nuestros trabajos de campo en Asia nos han permitido observar que existía cierta diversidad morfológica dentro de las dos especies de Onychodactylus descritas hasta ahora. Los resultados han confirmado que esa diversidad se corresponde con más especies de las que se conocían”.

El estudio aporta luz al tipo de evolución que han sufrido estas salamandras, marcada por la pérdida de los pulmones, todo un misterio al tratarse de vertebrados. “La comparación de las especies de este grupo de salamandras con otras sin pulmones nos permitirá conocer mejor sus mecanismos respiratorios alternativos con posibles aplicaciones médicas en un futuro”, explica el investigador del CSIC.

CSIC
La deforestación del Amazonas afecta las precipitaciones en Argentina
Un estudio realizado por los investigadores de la Universidad de Leeds, en Inglaterra, y el Centro de Ecología e Hidrología del Consejo de Investigación Medio Ambiente británico (NERC por sus siglas en inglés), comprobó que la deforestación puede causar una grave disminución de la precipitación en los trópicos, con graves consecuencias para las personas, no sólo en esta región sino en las zonas vecinas.

El aire que pasa a través de grandes áreas de bosque tropical produce por lo menos dos veces más lluvia de lo que se mueve a través de zonas con escasa vegetación. En algunos casos, los bosques contribuyen al aumento de las precipitaciones a miles de kilómetros de distancia, según el estudio publicado en la revista Nature.

Teniendo en cuenta las estimaciones de deforestación en el futuro, los autores afirman que la destrucción de los bosques pueden reducir las precipitaciones en la Amazonía en un 21% para el año 2050 durante la estación seca.

Nuestra investigación, dijo el autor del estudio Dominick Spracklen de la Escuela de la Tierra y Medio Ambiente de la Universidad de Leeds, “sugiere que la deforestación en el Amazonas o el Congo podría tener consecuencias catastróficas para las personas que viven a miles de kilómetros de distancia en los países vecinos”.

Impacto en Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay

El estudio demuestra la importancia fundamental de la protección de los bosques, según sus autores.

En declaraciones previas a la BBC, el científico José Marengo, especialista en cambio climático del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil, INPE, explicó por qué la selva amazónica afecta tanto a las lluvias en el sur de Brasil, en Argentina, Uruguay y Paraguay.

Los vientos alisios, que vienen desde el Océano Atlántico hasta el continente, arrastran la humedad sobre la América del Sur tropical, es decir, el Amazonas y el noreste de Brasil. Y aparte de la humedad desde el Atlántico, la vegetación amazónica contribuye a un aumento de la humedad a través de procesos de evaporación provenientes de los ríos junto con la transpiración de las plantas.

“Esta humedad es transportada por el viento hacia los Andes, que se desvía hacia el sudeste de América del Sur. Así que algunas de las lluvias que se producen en la cuenca del Río de la Plata, incluyendo el sur de Brasil, de hecho provienen de la Amazonía”, aseveró Marengo.

“Si no fuera por la selva amazónica, el Sur tendría menos humedad y el sur de Brasil como así Paraguay, Uruguay, Argentina, se verían afectados por falta de precipitaciones”.

Desplazamiento de aire

Los científicos han debatido sobre la relación entre la vegetación y la precipitación en las últimas décadas. Se sabe que las plantas devuelven la humedad al aire a través del proceso de evapotranspiración, pero no está claro el impacto de los bosques tropicales en términos de cantidad y distribución geográfica.

Los investigadores analizaron la trayectoria de las masas de aire de diferentes partes de los bosques, utilizando datos satelitales de la NASA sobre la vegetación y la precipitación, y un modelo para predecir los patrones de circulación del viento.
Cuanto mayor es la vegetación sobre la que el aire había viajado, mayor la cantidad de lluvia y humedad producida.

“Las observaciones muestran que para entender cómo los bosques impactan en las lluvias, tenemos que tener en cuenta cómo el aire interactúa con la vegetación durante su viaje de miles de kilómetros”, dijo Stephen Arnold, investigador de la Universidad de Leeds y co-autor del estudio.

“Esto tiene implicaciones importantes para la toma de decisiones cuando se considera el impacto ambiental de la deforestación, ya que sus efectos sobre las precipitaciones puede sentirse no sólo localmente sino a escala continental”.

“Brasil ha hecho algunos progresos en la reducción de las altas tasas de deforestación, y nuestro estudio muestra que este progreso se debe mantener”.

En un estudio anterior, publicado en la revista Nature en enero, mostró que la combinación de la agricultura, la deforestación y el cambio climático están debilitando al ecosistema amazónico, que puede conducir a la pérdida de su capacidad para retener el dióxido de carbono y la generación de lluvia.

En el boletín del Centro Estadual de Mudanças Climáticas (Ceclima/SDS), en base a datos del Instituto Nacional de Pesquisa Especial(INPE) de Brasil, se publicó que en menos de una semana(del 10 al 16 de septiembre) se registraron 10.946 focos de incendios en la Amazonía brasilera.

El estudio concluye que a pesar de la gran reducción de la deforestación en la Amazonía brasileña, el bosque sigue siendo frágil.

Prof. Norberto Ovando
Presidente Asociación Amigos de los Parques Nacionales - AAPN -
Experto Comisión Mundial de Áreas Protegidas - WCPA - de la UICN-
Red Latinoamericana de Áreas Protegidas - RELAP -
Cercopithecus lomamiensis, una nueva especie de mono africano
Investigadores de la Universidad de Yale han identificado una nueve especie de mono africano, conocido con el nombre común de «Lesula», se trata de Cercopithecus lomamiensis, según publica un informe presentado en la revista «Plos ONE». Este se trata entonces de la segunda especie de un mono africano descubierto en los últimos 28 años.

Los C. Lomamiensis viven los bosques tropicales de las tierras bajas del centro de la República Democrática del Congo. Los datos examinados, tanto morfológicos como genéticos confirman que esta es una nueve especie pero tiene un congénere muy cercano el Cercopithecu Hamlyni. Estos dos comunidades están separadas geográficamente por el Congo como por el rió Lomami.

Los expertos sostienen, desde el principio de su trabajo, que se refiera a la nueve especie por su nombre popular, el Lesula. Estos son semiterretres y sobreviven gracias a una dieta que contiene vegetación herbácea terrestre.

Para comprobar si los C. Lomamiensis y C. Hamlyni se trataban de, en efecto, dos especies distintas. Los investigadores analizaron siete ejemplares de los nuevos monos africanos y ocho de los ya identificados. Estos fueron hallados en su hábitat natural, algunos ya fallecidos, debido a cazadores locales o por animales depredadores como los leopardos y panteras. También se analizó la piel de un mono que fue capturado y criado cerca de la zona natural de convivencia de los Lesula.

Los científicos utilizaron GPS para registrar los lugares del campo donde fueron hallados los especimenes, pero cuando estos datos no eran precisos, por ejemplo en el caso de los conseguidos por cazadores, se tomaba como referencia la población más cercana. Recabaron información sobre origen, historia y cuidado de todos los animales que estaban en cautiverio, se tomaron fotografías de todas los cautivos y se hicieron mediciones de campo estándar, es decir: longitud total del mono, longitud de cola, patas traseras, pabellón auricular y masa corporal. Las muestras de tejidos se conservaron con la solución de RNAlater y 95% de etanol, y fueron almacenados en lugares frescos pero oscuros hasta que se llevaron al laboratorio...

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